¿Es posible transmitir las experiencias, habilidades y logros de una vida laboral en apenas un minuto?

Un elevator pitch laboral, establece que en poco tiempo, debes ponerle valor a tu currículum vitae con argumentos sólidos y diferenciales con el objetivo de convencer al interlocutor, interesarlo, pero también, conseguir el trabajo.

En 1980, Philip B. Crosby quiso presentar de manera llamativa sus proyectos a posibles inversores o cazadores de talentos, pero en poco tiempo, simulando lo que duraría un viaje corto en ascensor. Así nació el elevator pitch, un acercamiento cuyo objetivo es transmitir un mensaje lo suficientemente atractivo como para asegurar el interés del interlocutor y conseguir un futuro encuentro.

A partir de su creación, Crosby se dedicó a difundir los beneficios de esta nueva forma de networking. Tanto fue así que, durante las décadas de los 80s y 90s, se empezó a estudiar en las principales escuelas de negocios como por ejemplo, la Harvard Business School, una de las más prestigiosas y reconocidas del mundo.

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Actualmente, el concepto se ha adaptado a los nuevos medios: desde videocurrículums a pequeñas descripciones que encabezan perfiles de páginas de búsqueda de empleo. La principal idea detrás de un elevator pitch es que cualquier persona con la que nos comunicamos puede ser un futuro empleador.

El elevator pitch: define, diferencia y despierta el interés

A diferencia de una entrevista de trabajo o una negociación, en el elevator pitch el objetivo no es fijar un acuerdo, sino captar la atención de una persona. Por eso, los esfuerzos deben orientarse a provocar el deseo de conocer más, de dejar un recuerdo positivo, que anime a seguir la conversación posteriormente. ¿Cómo se puede conseguir esto? Transmitiendo un mensaje claro, conciso y concreto. Recuerda evitar responder demasiadas preguntas y apostar por un mensaje coherente, cohesionado y breve.  

Te compartimos 6 claves para crear un elevator pitch laboral:

  1. Define tus metas:

    Analizar y delimitar los objetivos a los que se aspira es una parte esencial del proceso de elaboración de un elevator pitch. Si no se sabe qué se quiere conseguir, ¿cómo lo va a descifrar el interlocutor? Por eso, lo fundamental es preguntarse qué se espera de la conversación y qué oportunidad se está creando.

  2. Elige el momento:

    Saber cuándo conviene realizar el primer acercamiento es parte del éxito del elevator pitch. Las ferias de trabajo, congresos o eventos del sector son lugares adecuados para abordar a las personas que pueden contribuir a conseguir el puesto deseado.

  3. Preséntate:

    El primer contacto es crítico. De forma inconsciente y casi automática, la primera impresión quedará fijada en el acercamiento. Por eso, es necesario trabajar la expresión corporal, la vestimenta y las palabras que se eligen. Todo suma para conseguir el objetivo propuesto.

  4. Diferénciate de tu competencia:

    Una vez  que tú meta está clara, es mucho más sencillo conocer cuál es la competencia y, por lo tanto, cómo diferenciarse de ella. Hay que valorar que la persona que escucha está analizando el posible valor diferencial, por lo que orientar el mensaje a la capacidad de lograr objetivos puede marcar una diferencia.

  5. Genera interés:

    El mayor reto de un elevator pitch es dejar una impresión lo suficientemente fuerte como para generar el deseo de otro encuentro. Por esta razón, no es conveniente hacer un resumen que agote tus posibilidades de continuar una futura conversación. En su lugar, es preferible gestionar las expectativas y dejar la puerta abierta para ampliar los puntos que se están tratando.

  6. Proporciona otras vías de comunicación:

    Si todo ha ido bien, se habrá creado la necesidad de volver a contactar, pero ¿cómo? Tener preparadas tarjetas de contacto o copias del currículum será muy útil en estos casos y aportará una mayor sensación de profesionalidad al encuentro.

Tu currículum vitae en un elevator pitch

Elaborar un elevator pitch que contenga toda la experiencia profesional, formación y logros puede parecer una tarea difícil. Sin embargo, al igual que cuando se redacta un buen currículum, simplemente hay que llevar a cabo una gestión efectiva de la información, identificando estratégicamente cuál se incluye y cuál se elimina. En este sentido, la elección depende en gran medida del empleo que se pretende conseguir y qué puede ayudar a conseguirlo.

Es importante que se tenga un conocimiento profundo del sector, sobre todo en lo que respecta a las necesidades y habilidades más requeridas. De este modo, será sencillo remarcar las habilidades y logros destacables. Además, permitirá tener una visión clara de dónde encaja el proyecto que vas a proponer: las necesidades de las empresas y del mercado laboral pueden ser muy específicas dependiendo del lugar y el momento.

Sin embargo, aunque demostrar los conocimientos que posees en tu área profesional puede abrirte puertas, no es recomendable que tu discurso esté orientado solo a gente que esté especializada. Hay que tener en cuenta que la persona con la que interactúas puede ser simplemente un mediador de la oportunidad que buscas. Por eso, evitar acrónimos, siglas y jerga de una profesión ayudará a crear un elevator pitch entendible por todo el mundo, con el cual te abrirás más puertas.

La marca personal como aliada

El final de este primer acercamiento no es, ni mucho menos, la conclusión del proceso. El objetivo que se persigue es crear una comunicación futura y así cerrar un posible acuerdo. Es en ese punto donde entra en juego la marca personal,  un factor muy importante en el mundo laboral actual. Y es que la persona con la que se haya interactuado tratará de recabar más información para decidir si, efectivamente, quiere seguir contactando contigo.

Construir y optimizar una marca personal es algo que repercute directamente en la empleabilidad. Eso sí, debe ser consecuente y coherente con el discurso que presentas en tu elevator pitch. La clave está en pensar en ella como el siguiente paso natural de tú presentación profesional.

En un mercado laboral competitivo, aprender a destacar y presentarse, es una habilidad muy positiva. Gracias a ella, las ferias de trabajo, convenciones o distintos eventos públicos pueden convertirse en una oportunidad para conseguir el puesto deseado. Además, no solo se trata de un modo de proponer o presentar promesas; también permite que se valoren herramientas comunicativas que son útiles en el mundo empresarial.